El Reservado

Calle Galería Vallehermoso 4, Madrid Tlf: 915 35 63 65

Precio medio: 25€ – 30€

Últimamente, la Srta. Cuchillo y un servidor tenemos agendas que no son fáciles de cuadrar, ya os podéis imaginar: nuevos retos profesionales que llaman a nuestra puerta, y toda clase de aventuras y desventuras que hacen que poder disfrutar de una buena cena en buena compañía sea casi un lujo… Así que, ¿para qué engañaros? Esta vez mi fiel compañera de mesa y mantel me había dejado huérfano, pero, como no soy persona que disfrute de una mesa en soledad, recluté a dos buenos amigos para una nueva misión.

Andábamos en busca de un local tranquilo, en donde poder charlar, donde el vino nos hiciese ir soltando la lengua para hablar de nuestras cosas, y por supuesto con una carta apetecible.

Escondido en la Galería Vallehermoso, una bocacalle entre Cea Bermúdez e Islas Filipinas, está El Reservado. Posiblemente, si pasas por delante, ni te des cuenta de que ahí hay un restaurante… Pero si te paras un momento y vuelves a mirar, descubrirás un sitio especial y lleno de buen rollo. Un restaurante muy familiar, con poco más de 8 mesas, y un ambiente acogedor y tranquilo… Vamos, ¡como estar cenando en casa! Sólo que en este caso, ni te toca cocinar, ni limpiar… Sólo disfrutar de la buena comida

Como su propio nombre indica, es un reservado, exclusivo, pequeño pero prometedor… ¡Ahora veréis por qué!

No tiene una carta demasiado extensa, y se resume en 6 entrantes (que de entrantes tienen poco, porque más que entrantes eran PRIMEROS PLATOS, con mayúsculas, con un tamaño considerable), y 5 platos principales. La verdad, todo nos resultaba altamente apetecible, y al ser 3 siempre hay opción de probar algo más. Cegados por la gula y las ganas de probarlo todo (y también que somos tres personas de buen diente), de manera inconsciente pedimos 3 primeros y 3 segundo. Nuestra cara fue antológica al ver el tamaño de las raciones, quizás nos habíamos pasado un poco en el homenaje, jeje.

Pad Thai de Langostino y Verduras – Con el cilantro como especia estrella, es uno de mis platos preferidos de la cocina tailandesa. No defraudó (¿cuándo puede defraudar un Pad Thai?), y el toque picante le daba mucho juego. Como es lógico, arrasamos con todo, y no quedó ni gota en el plato.

Arroz Meloso Mar y Montaña – Un impresionante carabinero coronaba el plato, haciendo que se te haga la boca agua nada más verlo, y desear pringarte las manos para ser el primero en empezar. Sin embargo, resultó un poco decepcionante, porque aunque estaba bueno, esperábamos notar más el contraste “mar y montaña” del que hace su enseña el nombre del plato.

Huevo mollet con salsa de setas trufada – Si hay un ingrediente que últimamente está en todas partes es la trufa, y muchas veces los platos que se dicen “con trufa” luego ésta brilla por su ausencia. Así que, pedimos este plato con un poco bastante escepticismo por mi parte. Pero tranquilos, mis temores eran infundados, y este plato de huevos con patatas y trufa dejaban saborear en todo su esplendor el sabor de la trufa. ¡Buenísimo!

Massam Curry de carrillera estofada – Al igual que soy un enamorado de la cocina tailandesa, también soy un enamorado de los currys, así que este plato se convirtió en un must en cuanto lo vimos en la carta. La mezcla del curry, la carrillera y el arroz potenciaba los sabores de los tres ingredientes, y con un grado de picante medio que lo hace aún más bueno.

Tataki de pez mantequilla con ensalada de Quinoa – Si antes hablábamos de la trufa… ¿qué sería un restaurante de moda sin el pez mantequilla? Otro clásico de la cocina de hoy en día. El pez mantequilla estaba bien sellado y tierno, y después del curry, cilantro y arroz agradecimos un parón y tomar algo un poco más ligero, después de todo el homenaje.

Timbal de pierna de cordero y hummus – Aquí, después de 5 platos, nuestro criterio ya empezaba a fallar, y cuando apareció este plato ya estábamos un poquito fatigados de tanto comer, y quizás por ello no supimos apreciarlo por completo. Estaba muy tierno, y el sabor era suave. Quizás el que más nos defraudó de todo lo que pedimos.

Y diréis… ¿postre? No, gracias… Nuestros estómagos estaban a punto de reventar, los cinturones desabrochados… Así que decidimos que era suficiente por una noche. Como véis, nos pusimos las botas, y disfrutamos de uno de esos locales secretos que abundan por Madrid, con un ambiente agradable y muy acogedor. Un rincón perfecto para una buena velada gastronómica.

Información: El Reservado, calle Galería Vallehermoso 4, Madrid
Tlf: 915 35 63 65
www.restauranteelreservado.com