Chinchón es un pedazo de La Mancha en Madrid, una escapada bonita, cómoda y muy muy sabrosa a tan solo 45 km de la capital.
Un soleado domingo me propuse volver a Chinchón, del que tenía un vago recuerdo de cuando era niño… A media mañana ya estaba allí, listo para sentir su sabor de antaño, callejear y vivir su característica alma española. El corazón de Chinchón está repleto de mesones y bares , panaderías y pastelerías con solera y tiendas de artesanía donde destacan el esparto y las tinajas… ¡todo estaba como lo recordaba! Pero bueno, vamos a lo que nos interesa, ¡la comida!
La oferta gastronómica es amplísima y no es fácil decidirse… Tras un paseito, hicimos una primera parada para el aperitivo en las populares Cuevas del Vino, en calle de Benito Hortelano, 13. Un local con muchísima historia, una fonda de antaño, con inmensas tinajas, mesas con manteles de cuadros y sillas de anea donde el tiempo se detuvo hace décadas, con un cierto toque decadente, pero que le dá aun más sabor si cabe.
En su taberna que casi podría ser de la época de Don Quijote tomamos unos chatos de la tierra junto con unas estupendas aceitunas gordales y un chorizo a la brasa, casero, envuelto en papel de plata… nos supo a gloria. El bar es un tanto oscuro y lugubre, pero creo que es parte de su encanto. Por supuesto podéis comer en su restaurante, pero de él no te puedo hablar… http://www.cuevasdelvino.com/
Tras nuestro aperitivo, pusimos rumbo a La Plaza, con mayúsculas, allí nos esperaba una mesa en el restaurante La Balconada. Muy bien valorado por los usuarios de Tripadvisor, quisimos corroborar esa opinión… Un restaurante clásico, con tradición y sabrosos platos de siempre. El local tiene estupendas mesas en los balcones, así que te recomiendo que reserves con antelación para poder encontrar una de ellas, tan cotizadas por sus vistas.
Para abrir boca comenzamos por “El plato del abuelo”, es decir, espárragos, ajetes y jamón, ¡no hay más que ver la foto!. El jamón era ibérico, las verduras a la plancha sabrosas y con bien hechas… estaba francamente bueno. Para seguir, unos callos para compartir, también buenísimos, guisados a la manera tradicional así que su sabor ya os lo podéis imaginar. Para rematar, cordero asado (se sirve por raciones), reconozco que los he probado mejores, especialmente en Segovia, pero tampoco podría decir que este desmerece, era cordero lechal, bien asado, con una piel crujiente y acompañado de patatas panadera, buena elección. El toque dulce lo puso una correcta tarta de queso y por supuesto un café… había sido una comida “como Dios manda”. El precio medio ronda los 40€, por lo que no se trata de una opción barata, sin embargo puedo decir que fue ajustada a su calidad, incluyendo en ese precio vino, postre y café, ahh y un paisaje inmejorable.
Os recomiendo conocer la tienda La Tarlaca en la Calle Grande 37, cuya decoración ha sido inspirada en el cuento de Alicia en el País de las Maravillas. Sin duda un concepto de tienda muy original y diferente, donde encontrareis mucho más que productos típicos de la zona. ¡Hay que apoyar a todo pequeño comercio que apueste por continuar dando vida a los pueblos!
Sé que volveré pronto a Chinchón y quien sabe, quizá me anime con una segunda parte… hay muchos sitios con buena pinta que descubrir.
Mis fotos
|
Mis NotasRecomendable en cualquier época del año. Visitar las bodegas. Comer en algún balcón de la plaza. Comprar ajos típicos de Chinchón |
