Macarela

Calle del Monte Esquinza 39, Madrid Tlf: 915 99 11 29

Precio medio: 30€ – 35€

Septiembre es para mí un mes de sentimientos encontrados… por un lado se acabaron las vacaciones, las noches de verano empiezan a escasear y la rutina aparece sin avisar, pero por otro lado es un mes estupendo para disfrutar Madrid, se acabaron los sofocones, la urbe vuelve a latir con fuerza y aparecen en escena un montón de nuevas propuestas y planes con el inicio del curso, así que quedémonos con eso y disfrutemos una nueva y apasionante temporada gastronómica.

Para la vuelta quise escoger un lugar que todavía sabe a verano, sabe a mar… un restaurante con alma gaditana, Macarela, donde el atún rojo de almadraba es el rey indiscutible de su carta.

Entre Castellana y Almagro, algo escondido, está este bonito restaurante de dos plantas y que sin duda invita a entrar, sus inmensas cristaleras son el mejor escaparate de un interior cuidado y acogedor. Pero vamos a lo que nos gusta… la comida!!!

Nos sentaron en el piso de arriba y teníamos muchas ganas de disfrutar de nuestra cena de reencuentro tras las vacaciones, así que carta en mano comenzamos a destripar todas las opciones. Sinceramente todo lo que había en la carta nos apetecía, cositas para picar como ensaladilla, pulpo a la brasa, ortiguillas, huevas, tortillitas de camarón, puntillitas… está claro que hay influencia del sur, ¿no? Pero como os decíamos, el atún es el protagonista, con 6 alternativas (tartar, tataki, atún encebollado, a la plancha…) y para los menos marineros también se puede pedir carrillada, solomillo o hamburguesas entre otras opciones carnívoras.

Finalmente nos decantamos por empezar con mojama de atún y huevas de maruca, 2 medias raciones porque ya sabemos que dejar comida está muy feo. Ambos servidos en pizarras, la mojama tenía un sabor suave y por suerte no excesivamente salada. Las huevas de maruca, especialidad gaditana, nos sorprendieron por su textura consistente, pensé que sería mas gelatinosa pero después descubrí que la consistencia se debe a que es una conserva en salazón.

Tras abrir boca llegó el momento de recibir a ese atún rojo que tanto ansiábamos… Nuestra elección fue “Tartar de cola blanca con aliño barbateño” y “Pistacho de tarantela de atún con espuma de almendra”, ¡¿¿verdad que los nombres prometen??! ¡¡Esperábamos algo espectacular!!! Lo malo de tanta expectativa es que es complicado de satisfacer y eso fue justo lo que nos pasó… ambos platos estaban bien pero no espectaculares. El tartar de un intensísimo color vino tinto tenía poco sabor y el aliño era prácticamente imperceptible. La tarantela (nombre que le dan los pescadores de almadraba a una parte del atún) a la plancha también nos resultó excesivamente sencilla en cuanto a sabor se refiere. Esperábamos decir “el mejor atún que he probado en mucho tiempo” pero se quedó en un “está bueno pero no me dice nada especial”.

Como estábamos de buen humor y los efectos del Ramón Bilbao se comenzaban a sentir, pasamos por alto que no nos ofrecieran postres, cafés o un licor… Eso sí, aprovechamos para comentarles que la atención no había sido la mejor, la bebida llegó a mitad de los entrantes, únicamente nos explicaron los segundos platos y el postre nunca llegó, creo que si tuviese un restaurante me gustaría que me dijesen esas cosas y así hicimos. Llevan 9 meses de rodaje pero aún hay cosas que pulir.

Después de este rapapolvos he de decir que el restaurante tiene muchas bazas para ser un sitio al que volver: su carta es muy apetecible, el local es realmente agradable y el precio ronda los 30-35€ por cabeza, pero falta un poquito de mimo al cliente y un algo de sabor en los platos, aunque esto último va por gustos…

Información: Macarela, calle del Monte Esquinza 39, Madrid
Tlf: 915 99 11 29